«La Estrella de Sevilla» es sin duda uno de los dramas más apasionantes y sugestivos de nuestro teatro aurisecular. A sus cualidades teatrales se unen ciertos enigmas propios de algunas de las mejores obras dramáticas de nuestro teatro del Siglo de Oro.
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Sinopsis
«La Estrella de Sevilla» es sin duda uno de los dramas más apasionantes y sugestivos de nuestro teatro aurisecular. A sus cualidades teatrales se unen ciertos enigmas propios de algunas de las mejores obras dramáticas de nuestro teatro del Siglo de Oro. La atribución de su autoría a Lope hasta 1920 se debió más bien a intereses editoriales. A Andrés de Claramente le apoyan en cambio serios argumentos para aspirar a su paternidad. Junto a «La Estrella de Sevilla» esta edición recoge una espectacular comedia de santos, «El gran rey de los desiertos», cuya vistosa escenografía y efectos especiales son una buena muestra del caso aparte que representan este tipo de obras en la producción teatral del Siglo de Oro. Sus sorpresas escenográficas hacían de este género una auténtica estrella
de los espectáculos teatrales.
Colección
Letras Hispánicas
Código
141649
I.S.B.N.
978-84-376-2629-1
Publicación
25/01/2010
Clasificación IBIC
DD
Formato
Papel
Páginas
456
Autor
Andrés de Claramonte
Andrés de Claramonte y Corroy nace en Murcia, probablemente en 1580, y muere en Madrid en 1626. Su fecha de nacimiento lo sitúa en la generación de Quevedo y Tirso de Molina, coincidiendo sus primeros años con los comienzos de la producción de Lope y Góngora. Su vida transcurre durante los últimos años del reinado de Felipe II, el reinado de Felipe III y los años iniciales de Felipe IV, periodo histórico de profundos cambios políticos, socioeconómicos y socioculturales, que inciden de forma evidente en la actividad teatral. La información que ha llegado hasta nosotros nos muestra a Claramonte, básicamente, como un hombre de teatro, siendo uno de los pocos autores españoles, de cierta importancia, que también eran actores, como Shakespeare y Molière. Puede afirmarse que Claramonte, en su doble vertiente de escritor y comediante, es un hombre estrechamente vinculado a la realidad teatral de su época. En este sentido, su labor como poeta dramático se ve enriquecida por una experiencia directa del funcionamiento escénico y por un marcado dominio de sus códigos, como pone de relieve el actual debate acerca de su relación con algunas de las obras más relevantes de la comedia barroca, reconocidas hasta ahora como de Lope o de Tirso.