En 1972 J. S. Holmes dibujaba el "mapa" de una disciplina que denominó Estudios de Traducción. El "mapa" de Holmes organiza la disciplina en tres ramas: la teórica, que explica y predice los fenómenos de traducción, la descriptiva, que recoge y sistematiza los fenómenos empíricos objeto de estudio, además de observar y analizar las regularidades del comportamiento traductor, y la aplicada, que se ocupa de la elaboración de materiales y herramientas que faciliten la labor de traducir o las actividades relacionadas con ellas.
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Sinopsis
En 1972 J. S. Holmes dibujaba el "mapa" de una disciplina que denominó Estudios de Traducción. El "mapa" de Holmes organiza la disciplina en tres ramas: la teórica, que explica y predice los fenómenos de traducción, la descriptiva, que recoge y sistematiza los fenómenos empíricos objeto de estudio, además de observar y analizar las regularidades del comportamiento traductor, y la aplicada, que se ocupa de la elaboración de materiales y herramientas que faciliten la labor de traducir o las actividades relacionadas con ellas. En este "mapa" el papel de la rama descriptiva es vital, ya que sobre ella descansan tanto la posibilidad de formular una teoría originada en la práctica de la traducción como las aplicaciones que de ella se deriven.
En torno a los Estudios Descriptivos de Traducción (EDT) se articulan la teoría y las aplicaciones, cuya propia existencia depende de ellos. Al hablar de los EDT nos referimos con frecuencia a hechos empíricos, constatables, a la realidad que existe frente a la especulación. Los EDT son el puente entre la teoría y la práctica, el punto de partida necesario hacia los estudios aplicados, y constituyen un camino de ida y vuelta entre la práctica real y la que los traductores producirán en el futuro. Son sin duda una potente metodología que ha permitido secuenciar los distintos pasos de la investigación básica en Estudios de Traducción, todo un "protocolo" de actuación investigadora.