Pío Baroja (San Sebastián, 1872-Madrid, 1956) fue uno de los grandes escritores españoles del pasado siglo y una de las voces más destacadas de la llamada generación del 98. Escritor moderno y de profundas preocupaciones morales, se interesó vivamente por la realidad de su tiempo y dejó una huella indeleble tanto entre los lectores como entre los escritores que lo sucederían.
Entre sus obras más conocidas, se cuentan las que componen su famosa trilogía «La lucha por la vida»: La busca, Mala hierba y Aurora roja (194); Zalacaín el aventurero (1909), El árbol de la ciencia (1911) y La nave de los locos (1925), todas publicadas por Ediciones Cátedra.
En el 150 aniversario de su nacimiento, Cátedra publica dos obras nuevas: Familia, infancia y juventud, una edición conmemorativa de las memorias del autor, y Canciones del suburbio, poemario con edición de Manuel García.
«¿Qué quedaría hoy del país de la infancia y juventud de Baroja? ¿Quedaría algo reconocible o solo restaría el viaje por su mundo de papel?
Familia, infancia y juventud no solo es el viaje retrospectivo de don Pío a los años de la inquietudes y zozobras juveniles que determinaron su carácter y vocación, a la época de las dudas y de las decisiones vitales; se trata, también, del retrato de una “extraña” familia de difícil acomodo en la sociedad de la época y de un magnífico collage de estampas de la sacudida España de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Un volumen que destaca dentro del conjunto de sus memorias (agrupadas bajo el título genérico de Desde la última vuelta del camino) por ser su entrega más íntima y perfilada. Una magnífica oportunidad para seguir viajando por el singular universo literario barojiano y por todos sus paisajes», afirma Pio Caro Baroja en el prólogo del libro.
Canciones del suburbio es el único poemario que publicó Pío Baroja. Se trata de un libro singular, alejado de los convencionalismos de su tiempo y escrito en un momento crítico de la vida de su autor, así como de España y de Europa, pues su redacción coincidió tanto con el fin de la Guerra Civil como con la invasión de Francia por parte de la Alemania nazi. En sus páginas se alternan el humor con la tragedia, la soledad y la tristeza; por ellas desfila toda una legión de personajes peculiares: buhoneros ciegos, mendigos, quinquis de Madrid y «apaches» parisinos, gente que huye de las tropas alemanas, supersticiosos personajes de pueblo, víctimas, verdugos, enfermos y esqueletos de varia condición, por medio de los cuales Baroja hace un retrato de su tiempo jugando con las estéticas y formas del romance narrativo y la literatura de cordel.
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