Henry David Thoreau fue un escritor, naturalista, filósofo y activista social estadounidense. Nació en 1817 y falleció en 1862; este 6 de mayo se cumple el 158 aniversario de su muerte. Thoreau fue un visionario enamorado de las maravillas del mundo natural y a mediados del silgo XIX sentó las bases de una disciplina que llegó a conocerse como ecología.
Ediciones Cátedra ha publicado Henry David Thoreau: Una vida, de Laura Dassow Walls, un emotivo retrato de un hombre brillante y complejo. Esta biografía demuestra que Thoreau no fue el solitario que algunos pensaban. Desempeñó un papel importante en la lucha por la abolición de la esclavitud y fue miembro destacado de una comunidad intelectual de Concord, donde nació. Fue criado por una madre librepensadora y un padre que llegó a convertirse en un fabricante de lápices. Laura Dassow Walls ha reconstruido la vida de Thoreau con una fidelidad admirable a la escritura thoreauviana. Entre las acepciones con las que Thoreau sopesó el sentido de "ganarse la vida", contamos ahora con haberse ganado esta también.
El 4 de julio de 1845, se mudó a las orillas del lago Walden, donde empezó a escribir un diario que inauguró con la frase “Ayer vine a vivir aquí”. Estas palabras fueron el inicio de su obra maestra Walden, publicada en 1854. En vida de Thoreau, la obra recibió buenas críticas, aunque solo se vendieron unos 2.000 ejemplares.
Walden está considerada como una obra literaria maestra y como uno de los libros seminales de su siglo. Antiesclavista militante, toda su obra se centra en la búsqueda de la "vida con principios", principios que serán el criterio de cómo debe ser vivida, con la honradez del trabajo como medio para ganarse la vida, una vida que él explora y experimenta a través del estudio y la comprensión de la Naturaleza. Walden es un modo de escribir, de ponerse a "disposición de las palabras", pero también es una Escritura, una forma de aprender lo que la vida tiene que enseñar.
Aunque Thoreau escribió pocos versos, la figura del poeta, como precursor del filósofo, estuvo siempre presente en su pensamiento. La edición de sus Poemas, publicada en Cátedra y hermosamente ilustrada por Juanma Pérez, recoge por primera vez en castellano todos los poemas de Thoreau, gran conocedor de la tradición poética clásica e inglesa.
“La vida de nuestra ciudad se estancaría si no fuera por los bosques inexplorados y los prados que la rodean. Necesitamos el tónico de lo salvaje, vagar de vez en cuando por los marjales donde acechan el avetoro y la gallineta y oír el estampido de la agachadiza, oler el susurro de la enea donde solo construyen sus nidos los pájaros más salvajes y solitarios y el visón se arrastra con el pecho cerca de la tierra. Al mismo tiempo que nos tomamos en serio explorar y aprender todas las cosas, necesitamos que todas las cosas sean misteriosas y no hayan sido exploradas, que la tierra y el mar sean infinitamente salvajes, que no sean investigados ni sondeados por nosotros, porque son insondables”.
(Henry David Thoreau, “Primavera”, en Walden, edición y traducción de Javier Alcoriza y Antonio Lastra, Cátedra, Letras Universales)
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