Jean-Baptiste Poquelin, más conocido como Molière, fue un dramaturgo, actor y poeta francés del siglo XVII considerado como uno de los mejores escritores de la lengua francesa y de la literatura universal.
En el cuarto centenario de su nacimiento, os animamos a descubrir al genio que revolucionó el teatro y la sátira, a través de la biografía Moliére: el nacimiento de un autor y de parte de sus obras publicadas en Cátedra.
La biografía de Georges Forestier trata de presentar al Molière que conocieron sus contemporáneos más allá del mito edificado sobre diversas leyendas (marido celoso y malhumorado, soñador y melancólico, actor dotado solo para la comedia, enfermo crónico), que todavía hoy componen su retrato. Para poder conocer la figura del hombre, el actor itinerante, el audaz director de teatro, el creador ingenioso, hace falta bucear en testimonios desconocidos, documentos olvidados que ayuden a reconstruir la figura del hombre, de su familia, de una compañía de teatro excepcional, de un artista que llegó a ser favorito de Luis XIV, que nos puedan aclarar las luces y las sombras del gran autor cómico.
Dominado por la pasión del teatro, Molière fue actor, empresario y autor. En doce años de compañía itinerante, Molière aprende su oficio. El contacto directo con el público le enseña sus gustos; agradarle es su regla de oro.
Tartufo es quizá su obra más popular. La figura del hipócrita está delineada con tal perfección que se ha convertido en un arquetipo literario, que despierta frecuentes resquemores entre quienes, en distintas épocas y lugares, se han dado por aludidos.
Cinco años, desde su llegada a París en 1658, necesitó Molière para imponerse, primero, como autor de éxito y, luego, como comediante del rey: el estreno de La escuela de las mujeres (1662) lo consagró definitivamente como el autor del momento en los escenarios cómicos y el preferido por el rey. La escuela de las mujeres supuso un salto cualitativo en el terreno escénico, no sólo respecto a La escuela de los maridos, sino también a la construcción de la comedia como género, superando el esquematismo de la farsa italiana y dando a la comedia el estatuto de pieza mayor.
El Misántropo es una creación singular para la época. Los personajes principales de la obra pertenecen a la aristocracia, pero su comportamiento no sirve, como en las tragedias clásicas inspiradas en las monarquías e imperios, para resaltar las virtudes de la nobleza. El Misántropo hace funcionar un salón aristocrático en donde se debate el juego de las apariencias o de la hipocresía.
Las preciosas ridículas será la pieza inaugural de la etapa que iba a convertir a Jean-Baptiste Poquelin en Molière. Que éste eligiera para abrir su nueva etapa un tipo social como el de la "preciosa", sentaba unos presupuestos que habían de cumplirse con el resto de sus obras: presentar en el marco social mismo del espectador tipos humanos reconocibles, que cargaran sobre sí el estigma de un defecto. En Las mujeres sabias, sin apartarse del "mundo" de Las preciosas, ahonda caracteres y situaciones con mayor profundidad.
El avaro y El enfermo imaginario pertenecen a lo que se ha llamado el "último Molière": la madurez plena de un genio. Ambas rompen las tradiciones establecidas, dominan con maestría todas las formas de comicidad y ofrecen la auténtica esencia del teatro como una gran fiesta, tal y como lo concebía su autor.
“En resumen, he querido sorprender al escritor en el momento de crear y me he esforzado por contemplarlo trabajando, a fin de llegar mejor al hombre bajo las ropas del artista.” (Georges Forestier)
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